ANTIGÜEDAD:
En los tiempos de las más antiguas pinturas chinas a tinta
se estableció la tradición de paisajes «puros», en los que la diminuta figura
humana simplemente invita al observador a participar en la experiencia.
Del antiguo Egipto se conservan algunas representaciones
paisajísticas esquemáticas en las tumbas de los nobles, grabadas en relieve
durante el Imperio Antiguo y pintadas al fresco en el Imperio Nuevo; suelen
enmarcar escenas de caza o ceremonias rituales.
En Pompeya y Herculino se han preservado frescos romanos de
cuartos decorados con paisajes del siglo I a. C. En la antigüedad grecorromana,
el paisaje se pinta como fondo o entorno para contextualizar una escena
principal.
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